L@s chic@s, algunos familiares y gente de la comunidad se reunieron para celebrar un culto diferente en donde reflexionamos acerca de la importancia y el valor de la diversidad.
Lo representamos por medio de paños de diversos colores que la gente que participaba del culto fue poniendo a su gusto sobre el altar.
Escuchamos una historia en donde pudimos ver la fuerza de la inclusión:
"Hubo en un tiempo lejano, un grupo de niños que nos
han dejado una hermosa lección de amistad y solidaridad, tan fresca como solo
pueden hacerlo ellos.
El grupo de pequeños que durante el invierno compartía
las horas de clases y los recreos, esperaba con ansiedad el verano, pues
era el tiempo en que participaban de superespeciales aventuras.
Los niños se encontraban en las interminables
siestas pueblerinas, y la cita diaria era en el arroyito que con su sereno
andar los invitaba a refrescantes y alegres chapuzones.
Las tardes en la plaza eran los momentos de encuentro
también con los abuelos que cada día jugaban en prolijas canchas de bochas.
Estando los pequeños en la orilla del arroyo, con los
pies en el suave empedrado gastado por el paso sin prisa y constante del
cristalino hilo, se pusieron de acuerdo en hacer una fiesta, con baile y
todo. Y lo más importante: seria de disfraces.
Todos estuvieron de acuerdo, y prontamente se pusieron
a trabajar realizando las guirnaldas de papeles de colores, mientras que en las
casas, las madres cosían los trajes de una bailarina, de un bombero, de un
caballero medieval, de una mariposa, de un astronauta y de un león. En
una de las casitas más humildes, una mama, no cosía, sino que se entristecía al
ver que su pequeño, no tendría traje que lucir en aquel evento.
Se lo comento sollozando a una señora, a la salida del
almacén…y vieron como es, en el, pueblo todo se sabe.
Tan pronto como se enteraron los amiguitos y
amiguitas, atinaron a hacer todos lo mismo: Cortaron un trozo de su disfraz, y
corriendo lo llevaron a la casa de su compañero, sabedores de la habilidad de
la mama, le entregaron cada uno su parte, que la señora miraba con
emoción y desconcierto...
Y llego el gran día. La fiesta comenzó y todos los
chicos llegaron con sus hermosas galas, a las que obviamente les faltaba un
pedazo, y aun así todos brillaban por colorido y creatividad, pero el rey de la
fiesta, fue aquel niño al que sus compañeros ayudaron, pues su madre había
tomado cada porción de tela, y con suma prolijidad y esmero las unió y les dio
forma, y entonces tuvo este traje los colores más hermosos que existen. Los de
la amistad, los del amor."
Después del mensaje que nos desafió a través de Hebreos 9:24-24 a entregarnos como agradecimiento a Dios por el sacrificio único de Cristo, celebramos la Santa Cena.Finalizamos compartiendo unas bienaventuranzas con velas de colores encendidas como el símbolo de unidad en Cristo en la diversidad:
"DICHOSO quien sabe mirar a los otros
con los ojos de un amigo,
y acoge a cada persona
sin prejuicios de cultura, religión o raza.
DICHOSO quien se empeña
en vivir en armonía con sus familiares,
vecinos, compañeros, extranjeros,
superando las inevitables dificultades
propias de las relaciones humanas.
DICHOSO quien no guarda rencor,
no da importancia a palabras y gestos desagradables,
y no obliga a otros a vivir
según sus criterios.
DICHOSO quien comunica con dulzura,
escucha las razones de los demás,
sobre todo, la de los más débiles.
DICHOSO quien es tolerante consigo mismo
y convive serenamente
con sus propias limitaciones
y con las de los demás.
DICHOSO quien estimula al bien,
para construir un mundo
en el que cada uno
pueda sentirse a gusto.
DICHOSO quien acoge el valor de las diferencias
que caracterizan a cada hombre
y cada mujer de nuestro planeta,
porque esas diferencias
muestran el "Nombre"
con el que Dios llama a cada uno de nosotros.
DICHOSO quien cultiva en su corazón un sueño
que,
dejando salir los colores de nuestra diversidad,
verá aparecer en el cielo un gran arcoiris
en señal de fraternidad y de paz,
que vestirá de luz y de fiesta al mundo."
Después del culto compartimos una comida a la canasta
y después: "Dígalo con mímica".
Los equipos estaban formados por "l@s chic@s de la casa" y "los de afuera".
Primero ganaban l@s chic@s por amplia mayoría, pero después "los de afuera" los alcanzaron hasta llegar a un empate. Lo bueno es que más allá de la competencia pasamos un rato muy bueno.
Como nos costaba un poco terminar y separarnos se nos ocurrió sacarnos una foto con el grupo (aunque mucho más pequeño que el inicial).
Arriba: Martín, Lucho, Daniela, Berenise, Estela y Walter.
Abajo: Ester, Nora, Laura y Ely.
¡Gracias a todos y todas que hicieron de la tarde una alegría y una bendición!
Estela y Walter