lunes, 31 de agosto de 2009

Jornada de trabajo del 1º de mayo

No basta sólo una mano si yuyos hay que arrancar…

Así dice la canción y lo comprobamos el 1 de Mayo, en nuestra primera jornada de trabajo, en donde codo a codo “vencimos” la maleza que se había adueñado del terreno y el quincho de atrás de nuestro Hogar de Estudiantes.
Cuando lo planteamos un mes atrás, parecía algo muy arduo y que tal vez no se pudiera hacer en un solo día. Pero cuando pusimos manos a la obra, quedamos sorprendidos del logro: ¡todo se pudo hacer en la mañana! Para la tarde, una escobita por el patio de atrás, sacar la basura, ¡y listo!
A eso de las diez ya todos estábamos arremangados: algunos desmalezando con palas y manos, algunos, motosierra en mano, bajando el árbol que afectaba la medianera, las chicas en el quincho sacando la montaña de tierra depositada allí, y por supuesto, un fuego que más tarde asaría un lechón tresarroyense y unos chorizos.
El trabajo fue duro e intenso, pero al mismo tiempo reinó la alegría del trabajo comunitario y los mates, que nos hidrataba las gargantas resecas. El día estaba hermoso, un vientito fresco hacía más liviano el trabajo.
Paula sacó fotos progresivas durante el día, y nos quedamos maravillados del antes y el después. Quedaron algunos montones de leña y pasto seco, que más adelante serán la excusa para un nuevo encuentro, comida de por medio.
Almorzamos afuera, con el sabor del triunfo sobre el matorral, hubo un momento de reflexión y agradecimiento por tantas bendiciones que Dios nos da a través de este Hogar que cada vez es más nuestro. El texto: Salmo 127: “Si el Señor no bendice la casa, en vano trabaja el obrero…”
Después del postre: ensalada de frutas, tomamos un poco de sol y luego Paula nos divirtió con algunos juegos, tomamos unos mates y ¡otra vez a la carga! ¡a barrer y sacar la basura!
Creo que nunca hemos celebrado un día del trabajador tan simbólico. Este día ha sido un afianzamiento para todos los que tenemos que ver con el Hogar. El estar codo a codo nos sirvió para sentirnos parte de esta comunidad de jóvenes alegres y emprendedores. ¡Que Dios nos bendiga siempre en esta tarea y que sus frutos sean un impulso para que crezca en calidad y cantidad!

Estela Andersen






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